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Siglo xvii... Los Agustinos




               hacerlo traer en collera hasta el opulento y renombrado Real, así tuviese que atravesar cinco Huas-
               tecas.

                         El otro ejemplo nos habla de la hermosa Ángela, mulata de 21 años de edad con un niño
               de pecho, quien, con todo y su crío, en 1686 fue muy bien vendida -por ser libre de empeño o hipoteca
               y sin tacha ni vicio- al precio de 460 pesos oro. Su desdichada historia nos advierte que ella había
               pertenecido a una dueña sin corazón, de nombre Magdalena, solterona y vecina de Celaya, quien
               le dio poderes a Francisco de Chavira, paisano e íntimo suyo para que le vendiera a Ángela. Madre
               e  hijo  fueron  comprados  por  Marcos  Gutiérrez  Mánchola,  guanajuatense  de  la  villa,  el  11  de
               noviembre del aquel año dicho del Señor.

               Soneto


               Vengo de la mañana del delirio,
               traigo un dolor de piedra en el costado,
               algunos me apalearon lado a lado
               en tu pecho magnánimo de lirio.

               Celaya, yo soy tuyo, no soy tirio,
               yo no peleé en las guerras del Estado,
               no entiendo por qué sigo encadenado
               a un recuerdo tenaz que es mi martirio.


               Sentí caer los meses desde enero
               como una maldición entre el atajo
               y los vientres henchidos del granero.

               Nunca supe por qué con el trabajo
               quisieron convertirme en prisionero
               y encerrarme a morir casas abajo.

               CELAYA  Y SUS HABITANTES

                         Celaya fue durante el virreinato un centro de producción agrícola y comercial de indu-
               dable importancia para el abastecimiento tanto de regiones aledañas como de los centros mineros
               del norte. Su población estuvo integrada básicamente por españoles, indígenas, negros y castas.
               (En estas últimas se intentó clasificar a la población que había resultado del mestizaje). La pobla-
               ción europea de Celaya, en 1580, era de 70 vecinos; para 1631 sumaba la cifra de 200; en el padrón
               eclesiástico de 1742, aumentó a 3932; y, finalmente, en el padrón Revillagigedo de 1791, el total de
               hombres y mujeres españoles fue de 6525, además de 3265 niños. De la población indígena sabe-
               mos que, para 1631, estaba integrada por 2500 personas; para 1741 el padrón registraba 3129 -cifra
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