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BREVE HISTORIA
En el período comprendido entre los años 1568-1569, los indomables chichimecas,
alzados contra la Corona, atacaron Comanja y asesinaron sin piedad a todos los españoles allí
residentes, salvándose nada más el presbítero Juan de la Cuenca y un seglar de nombre Juan de
Sayas, que lo acompañaba en sus labores de evangelización por los llanos y colinas donde más
tarde sería la Villa de León. Después, en 1570, desplazándose de estas regiones hasta Xilotepec,
estos guerreros aborígenes incursionaron peligrosamente por el Atlayahualco (parte del Bajío),
territorio abundante de lagos y manantiales entre Querétaro y el río Laja, obligando al virrey a que
urgiera al Ayuntamiento de la capital para que equipara un ejército, el cual saliera a someterlos y
castigarlos. Andrés Cavo, historiador religioso de la Compañía de Jesús, muy apegado a la verdad,
sostiene que el propio virrey de la Nueva España, Don Martín Enríquez de Almanza, encabezó sus
huestes y llegó hasta el lugar donde actualmente se levanta la ciudad de Celaya, razón por la que,
el 12 de octubre de 1570, ordenó que se fundara una villa y se poblara con algunos vecinos de lo
que hoy conocemos como Apaseo el Grande, más los que habían puesto ya sus fincas y sus amores
en los alrededores de una aldea otomí llamada Nattahí (actual barrio del Zapote).
Dicho mandamiento fundacional se efectuó el 1 de enero de 1571, bajo un frondoso
mezquite de aquella antigua aldea a la que los españoles denominaban Pueblo de la Asunción,
ubicada entre el río de San Miguel o Río Laja y la boscosa propiedad de un acaudalado encomen-
dero de nombre Juan de la Requena. Cuenta la tradición, que, ese día primero de enero, los más
de treinta o cuarenta hombres casados (vascos en su mayoría), con residencia fija allí como lo
pedía el virrey, oyeron misa del Espíritu Santo, y tras haber comulgado y cantado el Veni Creator
Spiritu, procedieron a nombrar su Cabildo, el cual quedó encabezado los alcaldes: Domingo de
Silva y Juan Freyre, quienes se manifestaron complacientes cuando los ahora religiosos francisca-
nos, el 18 de noviembre de 1573, le pidieron al virrey su anuencia para fundar un monasterio, lo
cual les fue concedido un poco antes de que llegase a la villa el doctor Alonso Martínez, Juez Visita-
dor, quien llevaba órdenes tajantes de repartir solares y tierras de cultivo entre los habitantes, que
cada día eran más y todos ellos, el 8 de diciembre de 1574, apoyaron a los frailes en su deseo de
trasladar la imagen de la Inmaculada Concepción al nuevo aunque todavía humilde templo
franciscano. En esos inicios de la villa ocurrieron muchos sucesos, como la epidemia del matlazá-
huatl, que en 1576 azotó a la población indígena. Y la Navidad del 25 de diciembre de 1577, cuando
se bendijo la regia imagen de la Purísima Concepción, encargada de España por la familia del
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