Page 20 - 2010_CEOCB_monografia Celaya
P. 20

Breve Historia




               do estilos, modelos, formas, culturas y palabras. ¿Quién no nos dice que inclusive la palabra cielo,
               de coelum, coeli, pronunciado cel-um, cel-i, no venga desde allá? ¿O es que acaso el cielo no es un
               campo raso? ¿Una llanura, un prado, un pastizal etéreo donde pacen las nubes y los sueños? Una
               vez iluminada un poco esta raíz, digamos que la familia del poeta español Gabriel Celaya mantuvo
               y ha conservado adecuadamente el apellido de su estirpe. Y  que el resto de los vocablos que
               comparten  esta  historia,  de  larga  data  ya,    se  han  sostenido  en  la  correcta  ortografía:  Celain,
               Celayen, Celagarán, Celaya, Celacoechea, Celachea, Celaeta, Celaicoa, Celayeta, Celaender, Celaga, Celan-
               dieta, Celarain, Celayaran, Celayarran, Celayandía, Celayanda, Celayandra, Celayondo, Celhabe (de cel:
               pastizal –celta- y habeus: tener -latín-), Celimendi, por mencionar sólo algunos.

               Soneto

               Del lejano caudal, del vago abismo
               donde el cosmos troquela su lenguaje,
               caminó tu palabra, el albo traje,
               el verbo que se viste de sí mismo.

               De aquellos viejos celtas, de aquel sismo,
               emprendiste, Celaya, el largo viaje,
               trayendo la llanura en tu equipaje
               y la “C” celestial de tu bautismo.

               El cielo, patrimonio del idioma,
               que es la esencia solar de tu estructura,
               a tu nombre limpísimo se asoma.

               Bebe con c la “C” de tu hermosura:
               agua, campo de flores y paloma,
               abrazo de celeste arquitectura.






















                                                                                                              19
   15   16   17   18   19   20   21   22   23   24   25